Camilo Blajaquis escritor

En el marco de la tercera jornada de la 11ª Feria del Libro Chaqueño y Regional, Cesar Gonzáles, el poeta y escritor bonaerense más conocido como Camilo Blajaquis, presentó “a sala llena” su libro La venganza del cordero atado y la revista Todo Piola, una publicación autogestionada de ‘cultura marginal’ y que desde el encierro de la cárcel comenzó a pergeñar junto a pibes de su barrio, la ex Villa Carlos Gardel de Morón (Buenos Aires). Actualmente, con el oficio de escritor a flor de piel va camino a su segundo libro, mientras que con los pibes de Todo Piola, “teje puentes” con la gente de otros barrios, convencido de que “la cultura es lo único que nos va a llevar a la igualdad”. La presentación estuvo a cargo del escritor Lucas Ameri y organizada por la Dirección Letras de Instituto de Cultura del Chaco.
Con sólo 22 años, su ‘prontuario literario’ ya registra un libro con más de 90 poemas escritos en la exclusión, el cautiverio. “Una consecuencia social, ustedes son una consecuencia social”, le dijo una vez un amigo mago, que daba talleres en el penal donde César gestaba a Camilo, su alterego poeta (y filósofo en formación); y esa definición que le quedaba extra grande porque entonces no la comprendía: lo signó para emprender la búsqueda de su filosofía de vida.
Al respecto de la edición de Todo Piola (publicación que ya va por su número nueve), Blajaquis explicó: “Todo este esfuerzo no viene de condiciones normales de producción, los textos los escribimos pibes marginales, villeros; es todo autogestionado”. Además, en sus primeros números, la revista se gestó con “escritos durante tiempos de exclusión” y llegaron a la imprenta de la mano de artilugios extra tumberos.
“Me reivindico como poeta, porque lo que hago es poesía”, de esta manera, César apunta a romper con esa concepción de ‘pibe chorro recuperado’. “Me reivindico como poeta porque eso de pibe chorro recuperado no tiene sentido, no estoy de acuerdo y trato de manejarme con esa moral”.
Altamente sensible a la realidad social, parco, verborrágico y anti freudiano, Camilo compartió con los presentes algunos de sus hijos literarios, anécdotas y su propia filosofía de vida. Recibió como compartida un contundente intercambio de opiniones con el público que colmó la sala.